INTRODUCCIÓN

La Rioja es una región natural española, cuya fama le viene de sus vinos de mesa, conocidos y estimados en el mundo entero, que toma su nombre de un afluente del Ebro, el Río Oja. El río Ebro la cruza de oeste a este, en su largo camino hacia el Mediterráneo, descendiendo desde los 480 metros de altitud sobre el nivel del mar (Rioja Alta) a los 300 m. de altitud (Rioja Baja). Geográficamente, La Rioja está dividida en siete valles, definidos por los siete ríos que descienden desde las sierras del Sur hacia la cuenca del Ebro del que son afluentes: Tirón, Oja, Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos y Alhama. Sólo la Sonsierra riojana (Briñas, San Vicente y Ábalos) queda situada en la margen norte del Ebro.

Es una de las regiones más pequeñas de España, con poco más de 5.000 kilómetros cuadrados de superficie y una población total de 265.000 habitantes, de los que la mitad viven en la capital, Logroño, situada también a orillas del Ebro. Tiene 174 municipios distribuidos en nueve comarcas. Su temperatura media anual varía desde los 15ºC a los 8ºC, si bien las mínimas son bastante mas bajas en las cumbres de las sierras de Urbión y Cebollera. Por su parte los riojanos han formado tradicionalmente una sociedad agraria de corte mediterráneo, asentada básicamente sobre las amplias terrazas que se extienden en las proximidades del Río Ebro.

Puente de Piedra sobre el río Ebro (Logoño)

 

Hay cuatro razones en las que basarse para organizar una excursión a La Rioja. Su vino, su paisaje, su pasado lingüístico y su paleontología. Y las dos primeras aconsejan que el viaje sea en otoño.
 

EL VINO

La Rioja fue la primera región de España que, allá por el siglo XIX, adoptó los métodos de vinificación que llevaban desarrollando los franceses muchos años. El Marques de Murrieta, hacia la mitad de siglo, fue el primero que introdujo estas técnicas y casi al mismo tiempo hacia lo propio el Marques de Riscal en la parte alavesa.

El arte del cultivo de las vides tiene su momento de más afanoso trasiego durante la vendimia. El comienzo de la vendimia en esta región es tardío, en Septiembre, y la recolección suele durar entre treinta y cuarenta días.

Las variedades de uva de sus vides son el Tempranillo, las Garnacha blanca y tinta, el Mazuelo, el Graciano, la Viura y la Malvasía.
 

Tempranillo
 
Garnacha blanca Garnacha tinta
Mazuelo
 

Graciano

Viura

Malvasía

 De ellas salen caldos aromáticos, frescos, de composición equilibrada, con excelente bouquet y robustez media. Los más representativos son tintos de color rojo rubí brillante, aroma penetrante e incisivo, francos al paladar, muy buenos para acompañar a carnes fritas y asadas, caza mayor y menor, aves y quesos curados y semicurados. La variedad Tempranillo predomina sobre las demás.

Según el proceso de envejecimiento seguido, los vinos se ordenan en las categorías siguientes:

- Gran Reserva, procedentes de los años de cosecha de calidad excepcional, con una antigüedad de mas de cinco años, de los que los dos primeros han debido permanecer en barrica de roble y los otros tres embotellados.
 
- Reserva, procedentes de añadas de buena calidad, que tienen que haber permanecido un año como mínimo en barrica y dos en botella.

- Crianza, que tienen que estar en su tercer año y haber pasado el primero de ellos en barrica.

- Jóvenes, que son vinos en su primer o segundo año.

También hay en La Rioja buenos vinos rosados, que suelen ser de color rosa vivo, muy ligeros, frescos al paladar y con una fuerte fragancia, predominando la variedad Garnacha y también hay buenos blancos, en general de color amarillo verdoso pálido, con un aroma fino, ligeros y bajos de graduación, en los que predomina la variedad Viura.
 
Esta información básica requiere el complemento de una visita guiada a cualquiera de las numerosas bodegas que podemos encontrar en pueblos vinateros como Cenicero en donde tienen su sede Bodegas Riojanas, Berberana, Marques de Cáceres, Unión Vitivinícola, etc. o como Haro en donde se ubican Bodegas Bilbaínas, Compañía Vinícola del Norte de España, López de Heredia-Viña Tondonia, Paternina, etc. También requeriría unas cuantas lecciones de cata, impartidas por un buen sommelier.

Lo expuesto hasta aquí referente al vino, tiene su continuación natural en la gastronomía riojana. Sus hortalizas son famosas por su calidad: pimientos, tomates, alubias, berros, alcachofas, cardos, espárragos, berzas, coliflores, patatas, etc. Con ellas se preparan los platos típicos: Patatas a la riojana con pimiento y tomate, menestra de verduras, potaje de legumbres, pimientos rellenos, ensalada riojana, sopa de verdura o pochas guisadas.
 

EL PAISAJE
 

Dentro de sus 5.000 kilómetros cuadrados de territorio, vamos a encontrar una buena variedad de paisajes con una gran diversidad debida a tres influencias climáticas distintas: la mediterránea procedente de la desembocadura del Ebro que le llega cuando sopla el viento del este, la atlántica que proviene del noroeste, con los frentes lluviosos llegados del Cantábrico, y la continental por influencia de la meseta norte castellana que queda al sur de sus sierras.

Esquemáticamente, si trazásemos una línea imaginaria de oeste a este, La Rioja se compondría de dos partes diferenciadas:

I. La Depresión del Ebro o Valle del Ebro, al norte, de terrenos llanos o con suaves pendientes, con menos de 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, formado por las zonas de influencia del Ebro y sus afluentes y en el que se concentra la población y la actividad económica.

II. Las Sierras al sur que la separan de la meseta castellana; Forman parte del Sistema Ibérico y van disminuyendo de altitud en sentido O-E. La mas alta es la Sierra de la Demanda, que tiene su cima en el pico de San Lorenzo, de 2.270 metros. Al sur de esta encontramos la Sierra de Urbión (2.228) y al este la de Cebollera (2.146) seguida de Monterreal (1.758) y Alcamara (1.531). En las sierras el relieve es muy accidentado debido a la existencia de fuertes pendientes, en general superiores al 20% que solo permiten usos del suelo ganaderos y forestales, con mezcla de pastizales, matorrales y bosques. Su población es escasa, con problemas de envejecimiento y de despoblamiento. Últimamente el turismo serrano ha intentado frenar algo esta tendencia que permite realizar itinerarios por paisajes majestuosos jalonados de pinares y hayedos de extraordinaria belleza.
 

EL PASADO LINGÜÍSTICO
 

En La Rioja, en el valle del río Najerilla y en el pueblo de San Millán de la Cogolla se encuentra el Monasterio de Suso, lugar considerado como la cuna del castellano merced a un famoso estudio de Menéndez Pidal publicado en 1.923 en el que hacia su importante aportación al estudio de las Glosas Emilianenses.

El Monasterio, importante centro cultural durante siglos, debe precisamente su fama mundial al hecho de que en su “scriptorium” fueron manuscritas las famosas Glosas Emilianenses. Éstas son una serie de apostillas anotadas hacia finales del siglo XI al margen ò entre líneas de numerosas hojas de varios códices pertenecientes a la biblioteca del Monasterio, códices que habían sido escritos en los siglos IX y X. Estas notas constituyen el testimonio escrito en lengua romance más antiguo conocido.

La escena sería de finales del siglo XI: - En el monasterio algunos novicios se afanan en copiar e iluminar antiguos códices escritos en latín, lengua en desuso entre el pueblo llano y que no entienden, por lo que para ayudarse en la comprensión de algunos textos, hacen anotaciones en letra menuda que les ayuden a comprender (glosen) aquellas palabras latinas que desconocen -.

El Códice Emilianense número 60, actualmente depositado en la Real Academia de la Historia, es el que posee mas glosas. Consiste en una homilía en latín fechada en el siglo X con multitud de anotaciones escritas en la lengua romance hablada en La Rioja en los años finales del siglo XI, en un dialecto riojano separado ya completamente del latín original y germen de las lenguas y dialectos hispánicos (castellano, navarro-aragonés, leones, etc.) que van a prosperar siglos después. En el margen inferior izquierdo, se encuentra la frase más larga que existe en todo el Códice en lo que, en este sentido constituye un primer castellano arcaico o primitivo.

También aparecen glosas manuscritas en latín (poniendo algún sinónimo más comprensible que el que aparece en el texto latino) y algunas en eusquera. Por tanto en las glosas aparecen también las primeras palabras escritas en vascuence. A este respecto hay que recordar que el idioma vasco era en el siglo XIII predominante en el valle de Ojacastro y aun hoy es abundante la toponimia vasca en toda la zona occidental riojana. Las glosas, a veces, son palabras sueltas escritas encima del texto, otras, en los márgenes, son ya verdaderas frases y la misión de servir de explicación o comentario es evidente, es decir que su propósito claro fue el de ayudar a la lectura e interpretación de los códices.
 

LA PALEONTOLOGÍA
 

En la Rioja hay muchísimas huellas de dinosaurios, técnicamente llamadas icnitas, del periodo Cretácico, es decir de hace unos 120 millones de años. La zona era pantanosa y con densa vegetación, un excelente hábitat para los grandes saurios. Se han localizado una veintena de yacimientos, de los que vamos a mencionar Barranco del Canal, Peña de Portillo, Virgen del Campo, Los Cayos y Era del Peladillos. Las huellas se han tintado para que puedan verse con facilidad.

En Enciso existe un Centro Paleontológico, en el que facilitan información al respecto.

 

 

He escogido una ruta sencilla, cuyo recorrido va por Santo Domingo de la Calzada, San Millán de la Cogolla, Logroño y Calahorra, consciente de que dejo sin visitar muchos lugares interesantes. Quienes puedan prolongar la excursión deben recordar los nombres de Ezcaray, Torrecilla en Cameros, Alfaro, Anguiano, Cervera del Río Alhambra, Haro y Cenicero.

 
 
Un viernes de otoño a las 10 de la mañana.

La primera etapa de la excursión encuentra su meta volante en la ciudad de Santo Domingo de la Calzada. Son 300 km. si se sale de Madrid (por la N-I) y se tardan 3 horas y media.

El origen de la ciudad data del siglo XI, época en la que el joven pastor Domingo decidió hacerse eremita y limpiando el lugar de zarzas, hizo un camino a través del bosque y construyó un puente sobre las aguas del río Oja con la idea de abrir un atajo en el camino de Santiago que hasta entonces iba de Nájera a Burgos por la antigua calzada romana. Ése fue el germen de la ciudad trasiego de peregrinos y con ellos de artesanos y mercaderes. La localidad ha sido desde entonces un hito crucial en la ruta jacobea. En ella finalizaba una de las etapas y el peregrino descansaba y recobraba en ella fuerzas suficientes para continuar el camino hasta Santiago de Compostela.

En 1187, Alfonso VIII le concedió el primer fuero. En el siglo XIII, el rey Fernando III otorgó a la villa el título de “cabeza de la merindad de La Rioja”. Alfonso XI, ya en 1333, la nombró “ciudad por privilegio”. En 1367, en el transcurso de la guerra entre Enrique de Trastámara y Pedro I el Cruel, este último mandó amurallarla. La ruta compostelana entró en decadencia en el siglo XVI y con ella la ciudad, a pesar de los privilegios que le concedió el emperador Carlos V.
Santo Domingo de la Calzada, lugar de evocación y recuerdo del Camino de Santiago, ha quedado reducido hoy a un pueblo pequeño, con una feria de maquinaria agrícola dentro de las fiestas de la Concepción del 5 al 8 de diciembre y su conocido Mercado del Camino, resto de su pasado esplendor mercantil. El casco antiguo conserva su estructura medieval. El puente, construido legendariamente por el santo, tiene dieciséis ojos observables y ocho enterrados bajo los accesos. El antiguo hospital de peregrinos se ha convertido en parador de turismo y está junto a la catedral. Quedan restos de sus murallas medievales del siglo XIV mencionadas, con 130 m de longitud y cinco torreones. En las calles de aspecto medieval, algunas casas tienen escudos en sus fachadas y muchas están protegidas por grandes aleros de madera. En la plaza Mayor se levanta el edificio del Ayuntamiento, de estilo barroco.

El patrimonio religioso de Santo Domingo tiene su mejor ejemplo en la catedral. Construida a partir del año 1168, se fue ampliando y restaurando a lo largo de los siglos sobre la pequeña iglesia fundada por el santo. Parte de la fachada principal es románica, así como el ábside semicircular que alberga el deambulatorio, propio de las iglesias de peregrinación. Otros elementos románicos son los canecillos del exterior del ábside y parte de la estatuaria. Durante los siglos XIV y XV se levantaron sus tres naves góticas. En el siglo XVI, las naves se cubrieron con bóvedas estrelladas. En el siglo XVIII se remató la fachada principal y se levantó la torre, separada del edificio; ambos elementos en estilo barroco.

En el interior de la catedral destaca el mausoleo de Santo Domingo, un sarcófago gótico tardío de Juan de Resines (1513), y el retablo mayor, con base de alabastro, una joya plateresca de Damián Forment (1537). Frente a la tumba del santo, una reja barroca recuerda su célebre milagro de la gallina; la reja está situada sobre el arco de una pequeña puerta. El coro y un número importante de capillas también son dignos de visitar, así como el claustro y la sacristía.

Otros edificios destacables son el convento de San Francisco, de estilo herreriano, construido en el siglo XVI y en donde actualmente se está montando una Hostería, el convento cisterciense de las Bernardas, con un pórtico de acceso, erigido a principios del siglo XVII y la iglesia de Nuestra Señora de la Plaza. El conjunto monumental medieval conserva dignamente la estructura que le valió ser declarado Conjunto de Interés Histórico Nacional en 1973.

Las fiestas en honor de Santo Domingo han sido declaradas de Interés Turístico Nacional por su antigüedad y están organizados por la cofradía del Santo que fue creada en 1106 para atender a los peregrinos en su camino hacia Santiago. A la hora del yantar, junto a la Catedral tenemos el Parador de Turismo y también tenemos junto al Convento de San Francisco, en la plaza de Bonifacio Gil 7 El Rincón de Emilio. En ambos sitios tienen buena menestra de verduras.
 

El mismo viernes a las 4 de la tarde.

Se sigue camino hasta San Millán de la Cogolla, capital del valle del Najerilla, entre los ríos Oja y Najerilla. En total son 20 km. (media hora).

Hay que visitar los dos monasterios que existen en San Millán de la Cogolla y que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 4 de diciembre de 1997. Yuso o de abajo y Suso o de arriba.

Precisamente la Hostería del Monasterio de Yuso es el hotel que recomendamos para pasar la noche. El teléfono es 941 37 32 77. De las 25 habitaciones las de delante dan a un amplio patio rectangular renacentista y las de detrás al paisaje exuberante de la sierra riojana. Todas son recomendables.

Se debe hacer sin dudar la visita guiada al Monasterio. Actualmente la congregación que le ocupa es la de los Padres Agustinos Recoletos. El Monasterio de Yuso fue reconstruido en los siglos XVI, XVII y XVIII, en estilo renacentista y barroco. De grandes dimensiones, guarda tesoros artísticos en su museo como varias pinturas de Juan de Rizzi, varios cobres del siglo XVII y las arquetas de oro y marfil, del siglo XI, que guardan las reliquias de San Millán.

También ha continuado en el monasterio la tradición de copistas y escritores y aún hoy en día siguen cuidando los monjes su importante biblioteca en donde se conserva también una notable colección de manuscritos y códices salidos del “scriptorio”, del Monasterio de Suso o de arriba: El Códice Emilianense de los Concilios (992), la Biblia de Quiso (664) y una copia del Apocalipsis, de Beato de Liébana (siglo VIII).

En la hora que dura la visita, unos guías buenos conocedores del tema y muy amenos explican el asunto de las Glosas, códices y curiosas anécdotas referidas a una multitud de elementos interesantes.

(El horario de visitas de Octubre a Mayo es de 10,30 a 13 horas y de 16 a 18 horas. Para mas información puede llamarse al teléfono 941 373 049).
 

Sábado. 10 de la mañana.

Después del desayuno en la Hostería, se pueden recoger las maletas y comenzar bien el día visitando el Monasterio de Suso o de arriba, anterior al de Yuso y surgido de las cuevas que habitaron los eremitas discípulos de San Millán. Unas cuevas que se acabaron convirtiendo en un pequeño cenobio y después en un monasterio estimable.

Recién restaurado, podemos apreciar en él los diferentes estilos arquitectónicos que se fueron superponiendo entre los siglos VI y X: visigótico, mozárabe y románico. Fue aquí donde un clérigo nacido en el pueblo próximo de Berceo rimó en el siglo XIII sus versos a San Millán, el santo eremita que había vivido en el siglo VI y en cuyo honor se erigió un cenotafio en el siglo XII. Nos referimos a Gonzalo de Berceo, que ha pasado a la historia como el primer poeta de nombre conocido que escribió en lengua castellana.

Las composiciones de Gonzalo giran alrededor de aspectos religiosos, pero con un carácter local, al incorporar a su poesía referencias surgidas de la tradición oral.
 

 

quiero fer una prosa en román paladino
en cual suele el pueblo fablar con su veçino
ca non so tan letrado por fer otro latino
bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino

 



Entre sus obras destaca la descripción de la Vida de San Millán y de la de otros santos de la comarca najerense como Santa Oria de Villavelayo y Santo Domingo de Cañas.

No deja de ser sorprendente que dos siglos después de las Glosas, sea precisamente en este mismo pequeño valle riojano donde se produzca la primera manifestación literaria de la lengua castellana de autor conocido.

El teléfono de información del Monasterio de Suso es el 941 37 31 73 y el horario de visitas es de 10 a 1 y 1/2 y de 4 a 6 y 1/2. La subida es por una carretera restringida, por lo que existen unos microbuses gratuitos que organizan la visita en grupos. La visita es encantadora, aunque mucho más breve que la del Monasterio de Yuso. Después de la visita recomendamos bajar paseando por un cómodo sendero por el que no se tarda mas de 15 minutos en volver al otro Monasterio.

Después seguiremos viaje a Nájera que está a unos 18 Km y se tarda en llegar media hora. Nájera es una ciudad de fundación prerromana, de origen desconocido. Tierra de paso, situada en lugar estratégico, vivió diferentes culturas: autrigones, vascones, berones, romanos, suevos, árabes... (Aquí veremos el Monasterio de Santa Maria la Real de estilo gótico florido, con los panteones de los reyes de Navarra y de sus nobles en el claustro de los Caballeros).

Desde principio del siglo X se mencionada Nájera en las continuas luchas entre moros y cristianos. A esta población le dieron los árabes el nombre de Náxara ("Lugar entre peñas" o "Lugar al mediodía") y a su río Naila le llamaron Naxarilla. Fue reconquistada definitivamente por Ordoño II de León el año 923, en colaboración con Sancho Garcés I de Navarra (905-925). Este la incorporó a su reino, junto con el Ducado de Cantabria, donándola a su hijo García Sánchez I (925-970), con la denominación de "Reino de Nájera".

Posteriormente, a lo largo de los siglos X y XI se convirtió en la capital efectiva del extenso reino de Nájera-Pamplona. En ella reinaron sucesivamente Sancho Garcés II Abarca (970-994), García Sánchez II el Temblón (994-1004) y Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035). Con este monarca, denominado "Rex Hispaniarum", alcanzó Nájera la cima de su fama y esplendor. Fue entonces la capital de un reino que abarcaba grandas territorios de Cantabria, Castilla, León, Navarra y Aragón. En aquella época Nájera fue escenario de trascendentales acontecimientos en la historia de España. Sancho Garcés III celebró Cortes y otorgó el famoso Fuero de Nájera, origen de la legislación Navarra y base del derecho de los reinos cristianos. De Nájera es también la primera moneda acuñada en uno de estos reinos. Fundó albergues y hospitales para que Nájera fuese una etapa importante de la ruta jacobea.

A su muerte el vasto imperio se dividió entre sus hijos García, Fernando, Ramiro y Gonzalo, convirtiéndose Nájera en cuna de los reinos de Navarra, Castilla y Aragón. En Nájera se quedó su primogénito, el rey Don García (1035-1054), apodado "el de Nájera", porque nació, vivió y fue enterrado en esta ciudad. Fue un gran rey, típico representante de los monarcas medievales. Conquistó Calahorra a los moros, y entre sus grandes obras figura la fundación del monasterio de Santa María La Real de Nájera, de originario estilo románico-visigótico, y el primitivo monasterio de San Millán de Yuso. También instituyó la Orden Militar de los Caballeros de la Terraza o de la Jarra, primera que se fundó en España. Murió en la batalla de Atapuerca (Burgos) el 1 de septiembre de 1054 en lucha contra su hermano Fernando, rey de Castilla.

Le sucedió su hijo Sancho Garcés IV el Noble o el de Peñalén (1054-1076), que guerreó contra los moros, venciendo al valí de Zaragoza, al que convirtió en tributario. Unido a su primo Sancho Ramírez de Aragón, hizo frente a los intentos anexionistas del rey de Castilla. Murió en Peñalén -actual Funes (Navarra)-, despeñado por su hermano bastardo Ramón. A su muerte, la parte Navarra del reino pasó a la corona de Aragón. Nájera, Calahorra y otras plazas fronterizas fueron incorporadas al reino de Castilla por Alfonso VI, que alegó derechos hereditarios. A partir de entonces declinó su esplendor, a pesar de ser residencia de monarcas y nobles castellanos y testigo de sus disputas, intrigas y batallas.

En 1136 Alfonso VII el Batallador estableció en ella su capital, convocando las Cortes del Reino dos años después. Finalmente donó el Reino de Nájera a su hijo Sancho III el Deseado. Alfonso VIII, el de las Navas de Tolosa de 1.212, hijo del anterior y de Blanca de Navarra, también nació en Nájera.

La ciudad fue testigo de más hechos notables, como la proclamación de Fernando III el Santo como Rey de Castilla el 1 de mayo de 1218, o la célebre Batalla de Nájera en 1367 entre las tropas de Pedro I el Cruel y su hermano bastardo Enrique de Trastámara. Juan II la honró con el título de Ciudad en 1438. Enrique IV le concedió los apelativos de "Muy noble y Muy leal" en 1454 y en 1465 donó la ciudad a Pedro Manrique de Lara. Los Reyes Católicos confirmaron en esta donación en 1482, otorgándole además el título de Duque de Nájera ("Duque Forte").

Y para la hora de comer en la oficina de turismo dan indicaciones de varios restaurantes recomendados por su calidad.

   
Sábado. 4 de la tarde.

Seguimos hasta Logroño. Son 29 Km y tardaremos media hora. Estamos en La Rioja y es otoño, en fechas en que los riojanos cumplen religiosamente con el ritual pagano de la vendimia. Por eso seguramente veremos en la carretera trajín de camiones y remolques rebosantes de uva garnacha y tempranillo. En la capital podemos escoger entre varios hoteles: Meliá los Bracos, NH Herencia, Ciudad de Logroño, etc.


En Logroño hay que dedicar la tarde a pasear y a comprar. Para las compras gastronómicas tenemos las calles situadas entre el Espolón y la Catedral. Junto al mercado hay varias tiendas de frutas, verduras y legumbres de calidad contrastada.
 

Pinchar en el Plano

Para cenar, hay que hacerlo de picoteo en “la senda de los elefantes” como se conoce a la calle del Laurel o también se puede “tapear” en el tramo final de la Gran Vía; en ambos sitios existe una autentica concentración de bares, cervecerías, pubs y discotecas.
 

Domingo. 10 de la mañana.

Después del desayuno tomamos el camino a Calahorra. Son 50 Km y tardaremos 40’. Parte del camino se hace por la A-68 que es de peaje.

La Muy Noble, Muy Leal y Fiel Calahorra, posee restos líticos que son vestigio de presencia humana del período musteriense en el Paleolítico Medio. Hacia el año 1.000 a.C. tribus indoeuropeas llegaron y se asentaron en sus proximidades. En el siglo II a.C. es una ciudad celtibera llamada Kalakorikos que el año 187 a.C. es conquistada por los romanos. Roma, sobre las ruinas de la ciudad destruida, erige la Calagurris Iulia, nombre impuesto en siglo I a.C. por el propio Julio César al que se añade algo después el de Nasica en honor de Publio Cornelio Scipión Nasica.

Calahorra tuvo el rango de municipium civium Romanorum, que otorgaba la ciudadanía romana a sus habitantes. Los restos arqueológicos recuperados manifiestan la importancia de sus casas, termas, circo (en el paseo Mercadal), templos, etc. Su importancia estratégica la convirtió en plaza importante primero en las guerras sertorianas y después durante el Imperio en tiempos de Augusto y Tiberio. En Calahorra nació Marco Fabio Quintiliano, autor de un manual para la educación de los romanos, el tratado de retórica y pedagogía llamado Institutio Oratoria.

Los patronos de la ciudad son dos soldados de las legiones romanas, Emeterio y Celedonio martirizados hacia el año 300 d.C. En la zona de su martirio se levantó la iglesia que dio origen a la actual Catedral.

En el siglo IV se crea la sede episcopal que llegó a abarcar desde las tierras de Eulate en Navarra a la franja de los valles vascos hasta el mar. Durante la dominación árabe, Calahorra fue una ciudad codiciada por su importancia estratégica, conquistada y perdida varias veces. Después fue punto importante en el Camino de Santiago en su ruta del Ebro. Ramiro I proclamó en el siglo IX el Voto de Santiago en la Catedral de Santa María, vigente hasta la promulgación de la Constitución de las Cortes de Cádiz de 1.812. El rey García III de Nájera fue su conquistador definitivo para el reino de Navarra en abril de 1045. A partir de esta fecha, fueron los reyes navarros, aragoneses y castellanos quienes se la disputaron encarnizadamente. En 1366 fue proclamado rey D. Enrique II de Trastámara.

Muy importante fue, hasta su expulsión en 1492, la judería de Calahorra, en la zona del Rasillo de San Francisco, con sus propias leyes y recinto amurallado. Allí pasó la última parte de su vida el literato, astrónomo y poeta sefardí Abraham Ben Ma’Ir Ben Ezra.

La conquista de Navarra por los Reyes Católicos en el año 1512, supuso la definitiva pacificación de la frontera militar castellana con Navarra y Aragón. El 22 de marzo de 1522, visitó Calahorra el Papa Adriano VI. En 1547 se tiene noticias de una corrida de toros durante las fiestas de Agosto.

Comeremos en Calahorra. Después los que tengan que volver a Madrid deberán hacerlo por la A-68, que es de peaje, se recorre 44 kilómetros hasta la salida 18 Tudela/N121C/Tarazona. Tomando la N121C, se pasa por Cascante, Tulebras, Monteagudo, Novallas y Tarazona, donde tomando la N-122 iremos a Torrellas y Agreda, para coger allí la C-121. Seguiremos hasta que pasado Jaray tomemos la SO-P-3022 hacia Buberos y Gómara para coger entonces la C-101, que nos llevará hacia Tejado; Seguiremos por la C-101 hasta Almazan, en donde cogeremos la N-111. Y después, al llegar a Medinaleci, la cosa se vuelve más fácil porque la N-II nos llevará a Madrid. Habrán sido 346 kilómetros y habremos tardado 4 horas más los descansos.

José Ignacio González Rodríguez